Un delfín en aguas sucias
Andrés Pastrana Arango y su negocio con un ladrón de fortunas
En su juventud, el hijo preferido del expresidente Misael Pastrana Borrero le compró un lote a un empresario que, tiempo después, terminó en la cárcel, acusado de captación ilegal de dinero. La historia de esa inversión, que antecedió a su carrera electoral, jamás fue publicada, hasta ahora.

El expresidente Andrés Pastrana Arango es rico de cuna, un delfín electoral por antonomasia, heredero de la fortuna personal y burocrática de su padre, también expresidente de Colombia. Comenzó su carrera política en 1981, siendo presentador del Noticiero TV Hoy, propiedad de su familia. En el sitio web que promueve su imagen se enumeran los oficios que más lo enorgullecen y que justifican su riqueza: abogado, empresario, diplomático, periodista y líder político.
El gamonal del Partido Conservador ha tenido siete propiedades a su nombre. Su esposa Nohra Puyana Bickenbach, a quien solía mencionar en sus alocuciones presidenciales, ostenta cinco. En la compra de casi todos esos bienes raíces ha participado Luis Alberto Moreno Mejía, amigo de infancia del expresidente y embajador de Colombia en Estados Unidos durante su Gobierno. El consejero de los negocios inmobiliarios de la ex pareja presidencial es un financista reputado, ex presidente del Banco Interamericano de Desarrollo y hermano de Roberto Moreno Mejía, fundador de Amarilo, la constructora más poderosa del país.
Justamente, uno de los negocios más prósperos de Andrés Pastrana Arango fue con Luis Alberto Moreno y otros cuatro socios inversionistas que, a comienzos de la década de los ochenta, compraron un terreno de 4.000 metros cuadrados en el norte de la capital. Allí construyeron el edificio El Camino Country, al lado del Country Club de Bogotá, uno de los clubes más antiguos de la ciudad. Pero la suntuosidad de ese entorno, que hasta ahora incluye lagos artificiales y canchas de golf, contrasta con la sentina que enlodó al empresario que les vendió el terreno: Juan Ricardo Escobar Bonitto, alias Picas, afamado ladrón de fortunas.
Uno de los negocios más prósperos de Andrés Pastrana Arango fue con Luis Alberto Moreno y otros cuatro socios inversionistas que, a comienzos de la década de los ochenta, compraron un terreno de 4.000 metros cuadrados en el norte de la capital
Su nombre apareció en los periódicos, en las mismas páginas en las que se mencionaba a los primeros capos reconocidos del narcotráfico colombiano, en esos años más respetados que temidos. La celebridad de Picas fue obra de un tinglado de captación de dinero de familias pudientes, muchas de ellas socias del Country de Bogotá y de otros clubes sociales de la capital, seducidos por comisiones exorbitantes. El entuerto funcionaba mediante operadores de empresas comisionistas de bolsa y sumó recaudos por 4.000 millones de pesos de la época, unos 142.000 millones actuales.
En los años ochenta, cuando Andrés Pastrana Arango leía las noticias en vivo y en directo por televisión y su padre el expresidente Misael Pastrana Borrero era considerado el mayor gamonal del Partido Conservador, Colombia vivía un auge de inversiones en el mercado de valores, gracias a la bonanza cafetera y al ingreso de los primeros ríos de dólares del narcotráfico, que circulaban por las instituciones financieras sin mayores controles y con la anuencia de las autoridades y de los gerentes bancarios.
La celebridad de Picas fue obra de un tinglado de captación de dinero de familias pudientes, muchas de ellas socias del Country de Bogotá y de otros clubes sociales de la capital, seducidos por comisiones exorbitantes
Juan Ricardo Escobar Bonitto, estudiante de Administración de Empresas en la prestigiosa Universidad del Rosario, olisqueó una oportunidad y diseñó un negocio de rentabilidad milagrosa. La Fiduciaria Bolsa de Medellín y hasta el Banco Popular terminaron involucrados en el hurto. Dos nombres propios, también estafadores junto con alias Picas y hoy borroneados de los archivos de prensa, son Antonio Montana Nariño y Martha Patricia Ramírez de Bernal, miembros de la élite bogotana, de la que también hacían parte Andrés Pastrana Arango y su amigo de infancia, Luis Alberto Moreno.
Tratándose de víctimas adineradas, la justicia no tardó en actuar. Escobar Bonitto fue acusado de estafa agravada ante el Tribunal Superior de Bogotá e inicialmente fue condenado a 80 meses de cárcel y a una multa de 400.000 pesos. Sin embargo, en segunda instancia, el tribunal redujo la pena a 74 meses. Tras dos años preso, el estafador escribió un libro sobre el entramado financiero que lo hizo multimillonario de la noche a la mañana. Pero no fue un gesto de exculpación.
Escobar Bonitto fue acusado de estafa agravada ante el Tribunal Superior de Bogotá e inicialmente fue condenado a 80 meses de cárcel y a una multa de 400.000 pesos.
Picas pretendía que ese libro fuera admitido como tesis de grado, el requisito que le faltaba para graduarse como administrador de empresas en la Universidad del Rosario. El rector del claustro, consciente de la repercusión mediática que tendría la aprobación de semejante pedido, le comunicó la invalidez del escrito como recurso de titulación. Unos años antes, en esa misma universidad, se había graduado Andrés Pastrana Arango de abogado, antes de viajar a Estados Unidos para hacer estudios de Derecho Internacional en Harvard y regresar al país como flamante candidato al Concejo de Bogotá.
Casi cuatro décadas después, Juan Ricardo Escobar Bonitto aparece vinculado con inversiones hoteleras en España, desterrado sin perdón ni olvido del círculo social del que hizo parte. Entre tanto, Andrés Pastrana Arango, uno de los inversionistas con los que hizo negocio antes de caer en desgracia, ejerce como furibundo expresidente de Colombia, asistiendo a foros de transparencia y buen gobierno y señalando los males del país que, según repite, son culpa de sus contradictores políticos.
El silencio como respuesta
A propósito de esta investigación, CasaMacondo le formuló estas preguntas a Andrés Pastrana Arango.
- ¿Qué sabía usted de Juan Ricardo Escobar Bonitto cuando decidió participar en la compra de ese terreno, en los linderos del Country Club de Bogotá?
- ¿Le parece reprochable haber hecho negocios con un ladrón de dinero, un defraudador?
- ¿Cuántas inversiones en común tienen usted y su esposa con Luis Alberto Moreno, su amigo de la infancia y funcionario de su Gobierno?
- ¿Tiene usted o su esposa bienes en el exterior que deberían estar declarados en Colombia?
Consulte aquí el mapa interactivo de propiedades del expresidente Andrés Pastrana Arango y de su esposa, Nohra Puyana Bickenbach.

Los bienes detallados en esta investigación periodística no son los únicos que ostentan sus propietarios. Sin embargo, el número de ellos, sumado a su historial, los montos de compra y las dinámicas de negociación, resulta útil para un análisis sobre el poder de quienes nos gobiernan y el cúmulo de su riqueza.
En CasaMacondo creemos que nadie está exento del escrutinio periodístico, menos aún los presidentes y vicepresidentes de la república. En teoría, por la dignidad de sus cargos, ellos constituyen el horizonte moral de la nación.
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