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Unasur, una suerte

La redención paquidérmica de
Ernesto Samper Pizano

El expresidente, que intentó exculparse del patrocinio de la mafia alegando que todo había sido a sus espaldas, acrecentó una fortuna mientras era secretario de la Unión de Naciones Suramericanas.

La riqueza de Juan Manuel Santos, un expresidente de imagen empobrecida

El político cuya imagen terminó emparentada con la de un elefante fue elegido presidente el 19 de junio de 1994, gracias al dinero del cartel de Cali. Apenas tres días después de las votaciones, los medios de comunicación revelaron los primeros audios en que se mencionaba la donación del clan mafioso, dueño de la producción nacional de cocaína y de su exportación a Norteamérica y Europa, tras el asesinato de Pablo Escobar Gaviria. Aquel fue el comienzo del llamado Proceso 8.000 y del consiguiente estigma de Colombia como narco-Estado.

Ante la contundencia de las pruebas, Ernesto Samper Pizano no tuvo más remedio que reconocer la financiación mafiosa de su campaña presidencial, pero juró que había sido a sus espaldas. Ningún mandatario de Colombia resultó vapuleado con tanta saña y el Gobierno de Estados Unidos lo escarmentó hasta el último día de su mandato. Pero eso, al parecer, fue su tabla de salvación. Tras la muerte de Hugo Chávez Frías, Nicolás Maduro Moros lo rescató del destierro político, del ostracismo mediático, y promovió su nombramiento como secretario de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur).

Ante la contundencia de las pruebas, Ernesto Samper Pizano no tuvo más remedio que reconocer la financiación mafiosa de su campaña presidencial, pero juró que había sido a sus espaldas

Ese organismo multilateral había sido creado por los gobiernos de izquierda de Venezuela, Argentina, Ecuador, Bolivia y Brasil, para limitar el liderazgo en la región de la Organización de Estados Americanos, (OEA) de marcada influencia estadounidense. Ernesto Samper Pizano, proscrito por la Casa Blanca y sin visa de ingreso a Estados Unidos, encarnaba una condición ideal, de paria latinoamericano. Fue nombrado por unanimidad vocero de ese conjunto de naciones, entre 2014 y 2017. Esos cuatro años, además de un periodo de redención política, resultaron en una enorme riqueza económica.

Durante su mandato en Unasur, Ernesto Samper Pizano adquirió, cuando menos, cinco propiedades, por valor de 2.900 millones de pesos. Solo un año después de su nombramiento, en 2015, él y su esposa, Jacquin Desiree Strouss Lucena, pagaron 1.100 millones de pesos por un apartamento de 310 metros cuadrados en Cartagena, en el edificio Claro de Luna, en el sector de Castillogrande. Fue un negocio de rentabilidad asegurada. El valor actual de un apartamento en ese edificio, con vista al mar Caribe y a las murallas de la ciudad antigua, ronda los 5.000 millones de pesos, más de un millón de dólares.

Durante su mandato en Unasur, Ernesto Samper Pizano adquirió, cuando menos, cinco propiedades, por valor de 2.900 millones de pesos.

Dos años después, en 2016, la ex pareja presidencial pagó 850 millones de pesos por un apartamento en Bogotá, en el edificio Parque Rosales, en el sector de Chapinero. Ese mismo año, Ernesto Samper Pizano y su esposa pagaron 400 millones por otro apartamento, en la carrera 19 con calle 93, en Bogotá. Esa propiedad fue vendida en 2018 a Edison Mauricio Gutiérrez Pardo, que desde 2022 enfrenta un proceso judicial por secuestro simple y acceso carnal violento agravado. 

En el último año de su mandato como secretario general de Unasur, Ernesto Samper compró un segundo apartamento en el edificio Parque Rosales, en el sector de Chapinero, por 539 millones de pesos. Al parecer, todas esas propiedades fueron pagadas al contado y ninguna aparece vinculada a una hipoteca.

En el último año de su mandato como secretario general de Unasur, Ernesto Samper compró un segundo apartamento en el edificio Parque Rosales, en el sector de Chapinero, por 539 millones de pesos.

En los años de su retiro, por consejo de una nieta, Ernesto Samper Pizano decidió abrir un canal de YouTube y compartir una serie de videos sobre los años de su gobierno. Los tituló: «Aquí estoy y aquí me quedo», la frase más recordada de cuantas pronunció tras comprobarse la financiación de los narcotraficantes de Cali a su campaña presidencial. De momento, el número de visitas y de seguidores es ostensiblemente menor a las cifras de su fortuna, como comparar hormigas con elefantes. «Pero ahí vamos, de a poco», dice el expresidente en tono satisfecho. 

Consulte aquí el mapa interactivo de propiedades del expresidente Ernesto Samper Pizano y de su esposa, Jacquin Desiree Strouss Lucena.

El silencio como respuesta

A propósito de esta investigación, CasaMacondo le formuló estas preguntas a Ernesto Samper Pizano.

  1. Las cinco propiedades enumeradas en esta investigación, y adquiridas durante su gestión como secretario general de Unasur, ¿fueron compradas gracias a los dineros que recibió en cumplimiento de ese encargo?
  2. Su relación con Nicolás Maduro y con el gobierno de Venezuela fueron determinantes para su nombramiento al frente de Unasur. Ese encargo, tras la muerte de Hugo Chávez Frías, le supuso un evidente enriquecimiento de su, digamos, empobrecida figuración política. ¿También le supuso un enriquecimiento económico?
  3. Tras perder su permiso de ingreso a los Estados Unidos por culpa de la financiación del narcotráfico en su campaña presidencial, usted pudo volver a ese país gracias a la acreditación diplomática como secretario general de Unasur. ¿Ha podido volver?
  4. Por supuesto, usted no ha sido el único presidente de Colombia financiado por narcotraficantes. ¿Cree que ese vínculo de las mafias y los líderes políticos del país es aún más evidente ahora que durante los años de su campaña electoral, en 1994?
  5. ¿Qué opinión le merece este ejercicio de investigación periodística de CasaMacondo, que por primera vez enumera las propiedades de los expresidentes y vicepresidentes, y de sus cónyuges?  
  6. Si Colombia fuera un tablero de monopolio, ¿quiénes diría usted que tiran los dados?
Propiedes advertencias

Los bienes detallados en esta investigación periodística no son los únicos que ostentan sus propietarios. Sin embargo, el número de ellos, sumado a su historial, los montos de compra y las dinámicas de negociación, resulta útil para un análisis sobre el poder de quienes nos gobiernan y el cúmulo de su riqueza.

En CasaMacondo creemos que nadie está exento del escrutinio periodístico, menos aún los presidentes y vicepresidentes de la república. En teoría, por la dignidad de sus cargos, ellos constituyen el horizonte moral de la nación.

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