El 11 de diciembre de 2024 la fiscal Ana Deyanira Parada Hernández imputó cargos de «acceso carnal abusivo con menor de 14 años en concurso homogéneo y sucesivo, en concurso heterogéneo con actos sexuales abusivos con menor de 14 años», al sacerdote Manuel Cely Silva, prior del Monasterio Benedictino de Tibatí y presidente del consejo directivo del Colegio San Carlos en Bogotá. El caso, denunciado hace quince meses por CasaMacondo, registra el presunto abuso de Cely Silva a un niño de siete años, además de una serie de irregularidades en la gestión de la denuncia cometidas por las autoridades del colegio.

Las alarmas de un presunto abuso sexual se activaron en el colegio en abril de 2023, cuando la mamá del menor notó comportamientos inusuales en el niño. De inmediato, cuenta ella, contactó al colegio «para que atendieran mi preocupación respecto a los comentarios y comportamiento que mi hijo venía presentando». Según su relato, sus mensajes fueron ignorados e, incluso, en una ocasión, cuando su esposo pasó a recoger al niño, le pidió una explicación a la psicóloga, «quien sencillamente dio una aclaración muy ligera de lo sucedido, sin mirar la trascendencia de lo que mi hijo me había comentado».

La madre recurrió a una psicóloga, que después de varias sesiones logró que el niño narrara los detalles del abuso sexual del que fue víctima. Un dato inesperado emergió del relato del menor de edad: el abuso no había sido solo contra él, sino, presuntamente, contra otros dos niños, atraídos con dulces y juguetes por Cely Silva a la casa de los benedictinos en las instalaciones del colegio. 

Las evidencias y los protocolos de la institución forzaron a Juan Fernando Corral, rector del Colegio San Carlos, a formalizar la denuncia ante la Fiscalía. Lo hizo el 15 de agosto de 2023, cuatro meses después de los hechos, luego de que la madre del menor se presentara en la institución educativa con el dictamen de la psicóloga que establecía la veracidad del relato del niño. Para que las defendieran, las directivas del colegio y de la comunidad religiosa contrataron a los abogados Fabio Humar y Mario Iguarán, ex fiscal general de la Nación. La Fiscalía emitió las primeras órdenes de policía judicial casi un mes después, el 5 de septiembre.

En la historia que contó el menor hay otro sacerdote involucrado, que aún no hemos identificado, y una empleada del área administrativa del colegio. 

El rector Corral protegió al sacerdote Cely

Solo después de la publicación de la denuncia en CasaMacondo, el 18 de septiembre de 2023, el rector Juan Fernando Corral les informó de los hechos a las familias de los otros dos niños supuestamente abusados. Aunque él ha sostenido en más de una ocasión que activó los protocolos tan pronto conoció la denuncia, lo cierto es que no lo hizo. De acuerdo con los protocolos del colegio, estaba obligado a informarles de inmediato a las familias de los otros dos niños involucrados, y no esperar hasta que los hechos se hicieran públicos. 

En una reunión con los padres de familia realizada el 19 de septiembre, el rector Juan Fernando Corral minimizó la denuncia y afirmó que la investigación no era por abuso sino por acoso sexual. Perplejo, uno de los padres asistentes le explicó al rector que cualquier tocamiento inapropiado de un niño es un abuso. El rector además mintió en esa ocasión, pues negó saber la identidad del agresor sexual, cuando los documentos internos del colegio demuestran que sí la sabía. Una carta lo dejó en evidencia.

Después de esa reunión, la madre del menor abusado escribió una carta pública a la comunidad educativa en la que denunció que Juan Fernando Corral había permitido que el sacerdote acusado de agredir a su hijo y a otros dos niños estuviera presente en un encuentro con ellos, los padres de la víctima. La misiva dice: 

«Desdibuja la verdad el señor Corral, al omitir contarles que el mismo día en que mi esposo y yo acudimos al colegio a ponerle de presente lo sucedido y con el informe de la terapeuta, el cual reposa en su poder, horas después nos llamó y dijo que regresáramos al colegio nuevamente para hablar con los directivos del Monasterio, quien para nuestra terrible sorpresa, era el presunto agresor de nuestro hijo, siendo este proceder el más humillante y carente de empatía por parte del señor Corral, al sentarnos en la misma mesa, frente a quien ha causado tanto dolor y angustia a nuestra familia. Agradezco a Dios que mi esposo se pudo contener, para no pasar de ser las víctimas a ser los victimarios».

Continúa la madre en su escrito: «Me negaba a creer que tenía que retirar a mi hijo del colegio, pues me parecía injusto que fuese precisamente él quien tuviese que abandonar el colegio, por un hecho ajeno a su voluntad, y que las personas que causaron todo este mal, siguiesen en el colegio, protegidas por el proceder de sus Directivos».

La respuesta institucional

En un comunicado enviado a los padres de familia, el Colegio San Carlos informó sobre la imputación de cargos a Cely Silva sin siquiera señalar los dos delitos atribuidos al sacerdote: acceso carnal y acto sexual abusivos con menor de catorce años. Muy hábilmente, las directivas minimizan el caso al señalar que los padres de un «ex-alumno» denunciaron a Cely Silva, desconociendo que el presunto crimen se cometió cuando el niño era alumno de la institución y su familia hacía parte de la comunidad educativa.

En la misiva, el colegio les advierte a los padres de la víctima la reserva de la información y amparan al sacerdote Cely Silva agradeciendo doscientas cartas de alumnos y familias que lo conocieron y lo respetan. Pero los hechos que incriminan al monje y que justifican su impugnación formal no son las obras buenas, refrendadas en esas misivas, sino otras, muy distintas.

Manuel Cely Silva era el superior de su comunidad religiosa, la máxima autoridad en el Monasterio Benedictino de Tibatí. Es sacerdote desde el 12 de marzo de 2005 y desde entonces ha sido profesor de Religión y capellán de primaria en el Colegio San Carlos, maestro de Formación dentro de la comunidad monástica, rector del Colegio San Benito y prior del monasterio de su orden. Desde el 15 de agosto de 2023 ha estado suspendido de sus actividades religiosas, el mismo día en el que el colegio restringió el contacto de los monjes con los estudiantes.

Los benedictinos fundadores del San Carlos llegaron a Colombia en los años sesenta desde Dakota del Norte, Estados Unidos, con la intención de fundar el colegio. En sus aulas estudiaron los expresidentes Juan Manuel Santos y Andrés Pastrana; el exvicepresidente Francisco Santos; Luis Carlos Sarmiento hijo, presidente de Grupo Aval; el expresidente del Banco Interamericano de Desarrollo, Luis Alberto Moreno; el exministro de Defensa Gabriel Silva Luján, y el cantante Andrés Cabas, entre otras personalidades.

En su propaganda institucional, el San Carlos asegura que el compromiso ético que rige a los monjes, profesores y directivas del colegio se basa en el principio cristiano del buen trato, y citan dos pasajes del evangelio de Mateo: «No hagas a nadie lo que no quieras que te hagan» y «Trata a los demás como quieres ser tratado por ellos». Para la familia del niño abusado, esas sentencias en boca de los representantes del colegio son letra muerta.

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