Chamanes eléctricos en la fiesta del sol
Mónica Ojeda
Literatura Random House
288 páginas
En Chamanes eléctricos en la fiesta del sol, el lector acompañará a Noa —la protagonista— a dejarse transformar en lo que la música quiere que ella sea, y entre tanto oirá la voz de Pam, que dice: «No amen lo mortal, amen la música», y verá bailar a Mario para que su carne piense, y asistirá al ritual del yachak, que alzará un cráneo de oso diciendo: «El oído es una puerta a lo que no es de este mundo». Los personajes de la novela emprenden un viaje para ir al Ruido Solar, un festival con música, poetas y chamanes al pie de un volcán. Su deseo no es solo buscar la diversión en un concierto ni jugar a olvidar la violencia urbana en las alturas: el móvil de la aventura es una herida profunda en el corazón. ¿Qué puede hacer uno con todas sus heridas? Se intuye que esa es la pregunta vital de la novela, y el lector descubrirá que en esa búsqueda estamos todos juntos, y estamos solos. Pese al miedo en el camino, hemos de seguir bailando hasta la luz, hasta la muerte, hasta oír la propia voz que, dicen las cantoras, también es una herida: como el volcán, lagrimal de la tierra que ha aprendido a dormir con el fuego.
Danielle Navarro
El cielo de la selva
Elaine Vilar Madruga
Elefanta Editorial
271 páginas
Una mujer huye de la violencia de militares y narcos a través de la selva con su hija pequeña y otra que lleva en el vientre. En el linde de esa espesura verde aparece como refugio una hacienda abandonada. Superados el miedo de la huida y el temor de que el lugar fuera reclamado por sus antiguos dueños, empieza a ocurrir «el milagro»; el dios de la selva les provee alimento según los deseos manifiestos de la madre, primero fruta, luego carne… Un día, la selva les entrega un niño y ahí se revelará el secreto del milagro: la selva da y hay que retribuirla; las mujeres parirán y criarán hijos para alimentarla. En este universo distópico, con referencias a la realidad social latinoamericana, transcurre esta historia del terror caribeño, un realismo mágico enmarcado en el gore, con un acontecer siniestro encarnado en personajes deshumanizados. En esta historia, en la que es inevitable pensar en El cuento de la criada, de Margaret Atwood, Vilar Madruga inserta, como un grito y un desgarro, las diversas realidades de las mujeres en la sociedad: la maternidad, el sometimiento, los cuerpos femeninos al servicio del sistema, de un poder ajeno, de un dios.
Catalina Trujillo-Urrego
En agosto nos vemos
Gabriel García Márquez
Literatura Random House
144 páginas
¿Los muertos pueden seguir publicando? Algunos cuestionan el asunto y se van lanza en ristre contra las pretensiones de aquellos herederos que se resisten a la idea del silencio. La verdad es que si los lectores reclaman los escritos secretos de Gabriel García Márquez, tarde o temprano dichos textos llegarán a sus manos. En el caso del relato En agosto nos vemos se comprobó que, a diez años de la desaparición del genio, había miles de curiosos dispuestos a aceptar las estrategias de la resurrección. Se sabía que el grueso del archivo del escritor colombiano había pasado al Harry Ransom Center en Austin y que entre los documentos estaban varias versiones de una historia, la cual solo podría ser leída por los privilegiados que se pegaran el viaje hasta Texas. Como la adaptación audiovisual de Cien años de soledad, el asunto era solo cuestión de tiempo. Y los herederos de García Márquez lo entendieron de manera pragmática. Afortunadamente. Por encima de las comparaciones, En agosto nos vemos es un regalo del tiempo, en el que el erotismo se encarga de mantener al amor constante más allá de la muerte.
Sandro Romero Rey
Hombres puros
Mohamed Mbougar Sarr
Anagrama
192 páginas
Una multitud enardecida desentierra el cadáver de un hombre negándole aun en su muerte un lugar de existencia o de posibilidad. Un hombre y una mujer, dos amantes en plena agitación pasional, observan conmocionados el video viralizado de aquella profanación, donde una masa popular extasiada actúa como si se tratara de una restitución sagrada, inverosímil y terriblemente religiosa. «Supongo que era un góor-jigéen [homosexual en wolof]», responde el profesor de literatura a su amante, quien, indignada y pasmada, escucha sin dar crédito, como si en él y en aquella afirmación se resumiera la compleja y cruel tradición islámica de su nación. Aquella respuesta desafinada y torpe asomará al profesor a la maldición y proscripción de la homosexualidad en Senegal y lo llevará, en una redención inesperada, a una búsqueda de sentido y humanidad, para enfrentarlo a la cruda irracionalidad de la homofobia religiosa. Con una escritura vibrante y sólida, Mohamed Mbougar Sarr nos presenta su novela Hombres puros, en la que nos arroja a experimentar el terror sagrado y nos empuja al placer conmovido, para dejarnos aturdidos y secos.
Guillermo Correa Montoya
Indócil
Laura Ortiz
TusQuets
232 páginas
Indócil, como una casa, la define todo cuanto la habita: la voz de los huesos de una niña tehuelche, la envidia de la patrona que cree que todo se lo quieren robar, la anarquía infantil de quien expropia lo que le dicen que no puede ser suyo, las manos de mujeres que se encuentran en la noche para amarse cual si fuera una manera de escachar al mundo y, también, la casa misma que protagoniza la historia: la estructura que llena sus tuberías para lavar a sus hijas, que frunce su fachada ante el clasismo de sus vecinas. En esta primera novela de Laura Ortiz, autora del libro de relatos Sofoco (2020), la casa sirve como contenedor y andamiaje rígido del delirio. Indócil es una novela construida sobre un hecho histórico, pero es rabiosamente contemporánea. Un libro anarco y punk, y al tiempo líquido y poético. Un libro rápido y vertiginoso, pero lleno de ternura. Una historia de mujeres que son madres, que son amantes, que son hermanas, que son huesos de la violencia de la que siempre han sido víctimas, que son ejército para pararse ante la fuerza brutal de los hombres. Un libro de mujeres que son casas.
Alejandro Gómez Dugand
Jardín en tierra fría
Fátima Vélez
Laguna Libros
137 páginas
La última novela de Fátima Vélez es una declaración de amor a la literatura: a Joyce y a Woolf por fusionar el tiempo interior con la exterioridad del lenguaje; a la libertad de experimentar con la relación elemental entre forma y contenido; al lenguaje poético por su capacidad de desbordar la razón con la emoción y el placer. En esta novela, Fátima confronta las categorías de clase y sexualidad a través de la exploración de tensiones complejas que pasan por nuestros cuerpos, los espacios que habitamos y la gente que nos habita. La novela se desarrolla principalmente en la casa paterna de Primera V, la narradora, donde profundizamos en las obsesiones de la autora: las hermanas, la compleja figura del padre, la espectralidad de las madres, la compañía misteriosa de las plantas, y las inagotables formas en que podemos experimentar lo sexoafectivo sin encadenarnos, como mujeres, a los mandatos de lo heteronormativo. Aquí, como en el resto de sus obras, notamos la lucidez y determinación con que Vélez abre posibilidades de vida al trabajar el lenguaje desde su dimensión plástica.
Tania Ganitsky
La mujer incierta
Piedad Bonnett
Alfaguara
248 páginas
A partir de lo propio, Piedad Bonnett se acercó a lo desconocido: experiencias personales para pensar los temas comunes que nos atraviesan y que, en la mayoría de los casos, no sabemos nombrar: lo determinante de la crianza, la familia, el cuerpo, la educación, la religión… En La mujer incierta, la vulnerabilidad propia es cruda, pero también graciosa: somos absurdamente frágiles. El pudor con el que los colombianos fuimos criados, la vergüenza y la culpa que nos inculcó la religión, la satanización del placer, las grietas y los tropiezos y los encantos de ser mujer van sobresaliendo a medida que Bonnett descifra lo que se le dijo que debía ser y hacer, un corsé que comenzó a desfigurarse con empujones ansiosos hasta convertirse en ataques de pánico. En esta novela testimonial se encuentran las promesas del amor romántico, la idealización de la maternidad y el tránsito a través de una vocación que provoca dolor y satisfacción a medida que sus efectos se manifiestan. Y su fuerza se revela en los momentos límites, momentos que hemos experimentado todos, a pesar de que parezcan ajenos, y ante los cuales no nos queda más remedio que reconocer la humanidad propia, y salvarla.
Laura Camila Arévalo Domínguez
La sed se va con el río
Andrea Mejía
Alfaguara
172 páginas
La sed se va con el río podría catalogarse como un western místico. La historia se sitúa en el campo, entre la selva y el páramo, en veredas montañosas punteadas de caseríos y atravesadas por un río, el Nauyaca, cuya agua corre «sin descanso entre los árboles». El relato empieza con la desaparición de Jeremías, un hombre que guarda el secreto de un aguardiente de bejuco que sacia una sed vital y ofrece a quienes lo beben visiones cristalinas e infernales. A raíz de su partida conocemos a su nieta Lidia, parca y liviana; a Patas de Mirlo, que encarna la obsecuencia; a Heraquio, brusco y resuelto. En la segunda mitad, al elenco se suma Esther, una periodista que recorre las mismas veredas mientras bebe el aguardiente de bejuco, otorgándole a la historia la textura de una alucinación sostenida. Aunque a primera vista La sed se va con el río parece distanciarse de las otras novelas de Mejía, basta con leer una página para encontrar el sello de su literatura: una sensibilidad que se alimenta de los sueños, crece en la oscuridad y reverbera con la sabiduría de los koans del budismo zen.
Christopher Tibble
Las niñas del naranjel
Gabriela Cabezón Cámara
Literatura Random House
256 págians
Las niñas del naranjel, novela recientemente galardonada con el Premio Sor Juana Inés de la Cruz, toma como punto de partida la historia de la monja Alférez (1585-1650) y reimagina el destino de este personaje del Siglo de Oro en la selva misionera. A pesar de ser ambientada en el siglo XV, esta novela examina temas contemporáneos como lo queer, el extractivismo impuesto por la Colonia y el cuidado urgente a la naturaleza. Con un lenguaje exuberante y fértil, Gabriela Cabezón Cámara imagina qué ocurre cuando Antonio de Erauso —quien hizo parte de la campaña militar de la Conquista— le promete a la Virgen que cuidará a dos niñas guaraníes. Por medio de la creación de un barroco propio que combina la poesía del Siglo de Oro, palabras en guaraní y fragmentos de Shakira y Pizarnik, esta novela cuenta las aventuras de esta manada —a la que se unen un perro, dos caballos y dos monos—. Es una bellísima obra que teje una red de cuidados y piensa en la ternura como una salida para el sadismo y el autoritarismo que nubla nuestro presente.
Gloria Susana Esquivel
Los amigos de mi vida
Hisham Matar
Salamandra
464 páginas
En Los amigos de mi vida, Hisham Matar escribe desde el espacio y el afecto que ocupa la amistad. Mustafá, Husam y Khaled se encuentran en el Londres de los años ochenta durante el ataque que hace la embajada de Libia a una manifestación estudiantil: es abril de 1984 y se impone el exilio. El mar de sus vidas se desvanece. La novela de Matar es la denuncia de la brutalidad de los totalitarismos sobre lo íntimo: desconfianza, silencio y mirar de reojo. Recorre el horror que creó Muamar el Gadafi, pero, también, el acento de Trípoli y el cordero marinado con ajo y canela. Recuerda la poesía árabe, las crónicas de viajes de Ibn Battuta y La epístola del perdón del sirio Al-Maʿarrī, una denuncia al dogmatismo del islam a través de un viaje a los infiernos escrito trescientos años antes del nacimiento de Dante. Leer a Matar es un grito de reconciliación y libertad, es la presencia del espíritu bereber, es ver el mundo desde la otra orilla como si «Creta pudiera verse en un día despejado desde Bengasi».
Diana Castro Benetti
Troika
Isabel Zapata
Animal Extinto
210 páginas
Esta novela cuenta la historia de Francisca y Troika, una empleada doméstica y una perrita que en su desencuentro conducen a la narradora al duelo, la frustración y la injusticia. Troika no es una novela complaciente, no evade la dificultad ni construye personajes ideales; en cambio, trabaja sobre las identidades complejas. La narradora no ajusta cuentas, busca entender. En esta búsqueda, Isabel Zapata despliega sus habilidades de poeta y nos entrega a los lectores un lenguaje de gran belleza que no señala sino que rodea. Es la potencia de la poesía: no responde, comparte la pregunta con los lectores; nos hace parte del dolor humano y animal, expande la experiencia lectora. Troika como objeto es también un alivio, ¿pueden las editoriales imprimir en este maravilloso papel que no se pone amarillo ni se llena de ondas por la humedad del trópico? ¿Pueden los libros volver a tener, como Troika, márgenes amplios para hacer notas que no parezcan hechas por un duende minúsculo?
Catalina Navas
Theodoros
Mircea Cărtărescu
Impedimenta
656 páginas
Hay algo de arriesgado en la obra de Mircea Cărtărescu. Su ritmo frenético de largo aliento y las estructuras experimentales de su escritos lo alejan de las tendencias y lo sitúan en un lugar especial del panorama literario contemporáneo. En su nueva novela, Theodoros, este riesgo está duplicado, pues la voz narradora es un coro de ángeles y quien escucha el relato es su protagonista. ¿Quién, en este siglo, hace hablar a los ángeles? El libro es como un susurro que los seres celestiales ponen en el oído de Tudor para contarle su propia historia. Hijo de sirvientes de un pequeño feudo al sur de Valaquia, Tudor crece para convertirse en bandido de los bosques de su frío y arcaico país, pirata en el Mediterráneo y rey de Etiopía. Estos tres momentos de su vida son desplegados en paralelo y se mezclan con la historia de la reina de Saba. Pero el libro es mucho más que una novela de aventuras contada de manera fragmentaria y no lineal; también es una obra que se pregunta por la ambición, el destino, el horror, el poder de las historias y Dios.
Santiago Patiño Criado