Y aceptaron que viera la transmisión de la final de la Copa América con ellos. Fue en un televisor conectado a un cable del alumbrado público, bajo una de las techumbres de ese pueblo indígena que, otra vez, se levantó allí de la nada, a orillas de la carrera Séptima, del lado de los cerros […]
Opinión
Publicado enOpinión, Contexto Sonoro
El viaje final de Cheo
Publicado enOpinión
Fuego, camina conmigo
Publicado enOpinión, Contexto Sonoro
1959, el año mágico del jazz
Publicado enOpinión, Contexto Sonoro
¡Que viva Caicedo!
Publicado enOpinión