Los cambios de dueños de un lote, propiedad de la nación, revelan las irregularidades en la adjudicación de tierras destinadas a familias campesinas desarraigadas, sin un lugar dónde prosperar.
Benjamín Llanos murió en 2011 tras pisar una mina mientras erradicaba cultivos ilícitos en Tumaco. Catorce años después, la Corte Constitucional reconoció que no fue un accidente, sino el resultado de una política estatal que olvidó protegerlo.
Por cada paraíso portátil, por cada parcela privada, hay un afuera al acecho, una multitud de denigrados sometidos a la tristeza, a la frustración, a la inmundicia, es decir a la vida cotidiana. Mejor no confiarse.