La Corte Suprema de Justicia abrió investigación preliminar contra el senador Ciro Ramírez, del Centro Democrático, por concierto para delinquir, tráfico de influencias, cohecho y contrato sin requisitos legales.

Según pudo establecer CasaMacondo, Ramírez era el dueño y señor del Sena en Manizales. Allí tenía un enlace: Santiago Noreña Castro, una de las marionetas del condenado senador Mario Castaño y coordinador de la campaña en Armenia y Manizales de Ciro Ramírez.

Las interceptaciones telefónicas demostraron que Alejandro Noreña trabajaba para la campaña del senador Ciro Ramírez desde un movimiento político denominado Somos. Ramírez utilizó cargos laborales del Sena condicionados a un apoyo en las elecciones al Congreso del 2022, en las que Ramírez sacó más de 51.000 votos, 915 de ellos en Caldas.

En una de esas llamadas, desde la oficina del senador Ciro Ramírez le solicitaron a Noreña el listado de testigos y jurados electorales para las elecciones de marzo del 2022, tarea que la marioneta hizo en pocas horas.

Alejandro Noreña Castro era la ficha de los políticos en el Sena: tuvo 21 contratos con el Estado hasta el 2022, según registros del Sistema Electrónico para la Contratación Pública (Secop). Más de la mitad de los contratos han sido con el Sena, pero también con el Departamento de Caldas, la Promotora de Vivienda del Quindío, el Senado de la República y el Ministerio del Interior. Entre todos suman 571 millones de pesos.

Las Marionetas era una banda delincuencial liderada por el cacique liberal Mario Castaño, discípulo y alumno aventajado del expresidente César Gaviria Trujillo. El exsenador, lo mismo que un hábil titiritero, manejó los hilos de la contratación pública desde el 2020 para —según la Fiscalía— robarse un botín de 112.000 millones de pesos torciendo contratos, cobrando coimas y desviando pagos, gracias a la intermediación de políticos corruptos de, por lo menos, diez departamentos. Castaño fue condenado el 15 de junio del 2023 por la Corte Suprema de Justicia a quince años y once meses de cárcel por diecinueve delitos, en resumen, de gestión pública abusiva y criminal.

Los primeros en caer fueron sus subalternos. El 4 de marzo del 2022, una orden de captura sorprendió a nueve fichas de su banda de marionetas, entre quienes se contaban miembros de la Unidad de Trabajo Legislativo (UTL) del congresista Castaño, así como otros funcionarios que eran sus enlaces en varios departamentos. Pronto quedó al descubierto el enorme y sofisticado tinglado de corrupción de Castaño: concejales, diputados, alcaldes, gobernadores, ministros, contratistas, colegas congresistas, todos funcionarios que juraron respetar y acatar la ley en beneficio de los intereses ciudadanos.

Una procuradora, un excontralor, un fiscal, el expresidente Duque y hasta la mamá de este, a quien conocían en la red criminal como la Madrina, aparecían mencionados en las 3.535 llamadas que la Fiscalía interceptó y que usó como prueba principal dentro del proceso judicial para desenmascarar a Marío Castaño, el titiritero mayor de la red de hampones. Las audiencias públicas de legalización de captura de los nueve primeros miembros de la red criminal desnudaban un modus operandi tan siniestro como desvergonzado. 

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