Estudiar un pregrado toma tiempo. A las horas de clase se suman las horas de estudio. A las horas de escritura se suman las horas de práctica. La mayoría de las universidades, por eso, limitan el número de asignaturas que se pueden tomar por semestre. De acuerdo con el pénsum de la Universidad de los Andes, por ejemplo, los estudiantes de Derecho ven en promedio catorce clases al año. En la Universidad del Externado, ese promedio sube a veinte.
Pero ni la una ni la otra se acercan al número de asignaturas que anualmente tomó Carlos Mario Zuluaga, el vicecontralor general y hasta hace poco el contralor general en funciones, para graduarse como abogado de la Corporación Universitaria de Colombia Ideas. En un derecho de petición que respondió la universidad, CasaMacondo descubrió que el alto funcionario se tituló después de cursar veintisiete asignaturas en 2013, treinta y nueve en 2014 y veintisiete en 2015. Mejor dicho, que cursó en promedio treinta y una materias al año, más del doble que sus colegas uniandinos. (Esa es, en todo caso, la versión de la universidad. En conversación con CasaMacondo, el funcionario reiteró en más de una ocasión que el programa solo duró dos años. Y así, de hecho, lo dejó consignado en su hoja de vida oficial).
No sobra resaltar que en esas fechas Zuluaga trabajaba de tiempo completo. Durante 2013 y hasta octubre de 2014 se desempeñó como contralor delegado de Participación Ciudadana en la Contraloría General de la República. Su renuncia, que coincidió con el fin del periodo de su jefa y mentora Sandra Morelli, no fue para dedicarse en exclusiva al estudio. Según su hoja de vida, a los dos días empezó a trabajar como asesor en el Congreso de la República y, en 2015, entró en el ruedo de la política electoral: se lanzó a la alcaldía de Sabanalarga, Atlántico, como candidato del Partido Conservador.
Zuluaga no ganó en las urnas. El 25 de octubre de 2015, en medio del décimo semestre de Derecho que estudiaba en Bogotá, y después de una larga campaña en la que recorrió el municipio de Atlántico, los sabanalargueros eligieron como alcalde a su contrincante: el liberal José Elías Chams Chams. Después de su derrota, Zuluaga regresó al Congreso a trabajar con Efráin Cepeda, uno de sus padrinos y el futuro presidente del Senado.
El misterio de los créditos
En Colombia, la unidad que se usa para medir la intensidad de la carga universitaria de un estudiante es el crédito académico. Según el Ministerio de Educación, un crédito equivale a cuarenta y ocho horas de trabajo, entre clases, exámenes, prácticas y otras actividades relacionadas al estudio. Este dato es importante porque la improbabilidad de la hazaña académica de Zuluaga crece cuando se mira con esa lupa.
Tomemos los dos semestres que el funcionario vio entre el 4 de agosto y el 28 de noviembre de 2014. Son los semestres VI y VII, según la universidad. En esos 116 días, Zuluaga cursó 21 asignaturas y completó 35 créditos. Si cada crédito equivale a 48 horas de estudio, eso quiere decir que en ese periodo el vicecontralor estudió 1.680 horas, que equivalen a 70 días.
Estos números apuntan a un escenario imposible: que en esos meses, además de trabajar en la Contraloría y en el Congreso, Zuluaga hubiera tenido que dedicarle más de catorce horas al día, todos los días, a estudiar Derecho. El mismo funcionario descartó ese escenario en conversación con CasaMacondo. Cuando le preguntamos por el tiempo récord en el que consiguió su título, respondió: «¿Qué hicimos en la universidad? Tomábamos clases todos los días, de cuatro de la tarde a diez de la noche, sábados todo el día, y en algunos casos también los domingos».
Uno de los profesores de Zuluaga, que prefirió que su nombre no saliera en este artículo, describe el pregrado como «un intensivo para profesionales». Según recuerda, las clases se hacían sobre todo los fines de semana. «Iniciaba una clase el viernes a las cinco de la tarde y durante el mes la veían los viernes, todo el sábado y a veces parte del domingo. Así por todo el mes, así salían dos materias».
Todo parece indicar, entonces, que Zuluaga y los demás estudiantes del pregrado no pudieron haber cumplido con el número de créditos para graduarse, si nos guíamos por los lineamientos del Gobierno: que un crédito es igual a cuarenta y ocho horas de estudio. La misma universidad, curiosamente, reconoce que ellos no tomaron en cuenta esa fórmula. En su respuesta al derecho de petición, se evidencia que, para Ideas, un crédito equivale a dieciséis horas de estudio.
El misterio de los créditos tiene una última arista: según la universidad, el vicecontralor completó 174 créditos. Pero, para graduarse, de acuerdo con MinEducación, necesitaba 176.
Un pregrado cuestionado
A finales de la primera década de este siglo, Ideas solicitó al Ministerio de Educación un «registro calificado» para poder enseñar Derecho en la modalidad presencial. El programa, sin embargo, casi no despega. Después de revisar la solicitud, la Sala de Humanidades y Ciencias Sociales de la Comisión Nacional Intersectorial de Aseguramiento de Calidad de la Educación Superior (Conaces) emitió una recomendación en abril de 2009: que el Ministerio no permitiera que la universidad graduara abogados. La razón, basada en un informe de pares académicos, era que la institución «no cumplía las condiciones requeridas de calidad». Pero Ideas apeló y, después de comprometerse a mejorar el área de investigación del programa, logró que la cartera de Educación cambiara de parecer. El 23 de diciembre de 2009, por medio de la Resolución 10467, la entidad dio su visto bueno para que la universidad enseñara por siete años el pregrado de Derecho.
Los problemas llegaron antes de que se cumpliera ese periodo de tiempo. En 2015, el Ministerio realizó una visita a la universidad y no le gustó lo que encontró, al punto de que ese diciembre suspendió los trámites de registro de futuros estudiantes (la medida sigue vigente). El año siguiente, en 2016, abrió trece investigaciones contra la institución, algunas por irregularidades financieras y contables, otras por problemas en la calidad en su oferta académica. Una de estas últimas se centró en el pregrado de Derecho que Ideas ofrecía en Bogotá. El foco se puso, curiosamente, en 2012, 2013, 2014 y 2015; casi todos años en los que estudió allí Carlos Mario Zuluaga.
Esa investigación no terminó a favor de la universidad. Culminó con cuatro cargos formulados contra la Facultad de Derecho: (i) incumplir con la formación y actividad investigativa, (ii) incumplir con las estrategias sociales de la universidad, (iii) no tener el personal académico suficiente y (iv) no contar con una política clara de seguimiento a los egresados. Sobre el tercer punto, vale la pena resaltar que, según la información que le entregó Ideas a CasaMacondo, Zuluaga a menudo se encontró con los mismos docentes en las aulas de clase: uno le dictó diez asignaturas, otro nueve y dos más le impartieron seis.
En 2022, María Victoria Angulo, la entonces ministra de Educación, declaró probados los cuatro cargos. Por esas razones, Ideas no tiene actualmente licencia para graduar abogados, entre otros pregrados. Hoy su oferta educativa es más bien discreta: en su portal web solo publicita un diplomado virtual en Conciliación Extrajudicial y un curso virtual en Marketing y Estrategias Digitales.
Los otros embrollos del vicecontralor general
El pregrado en Derecho no es el único renglón sospechoso en la hoja de vida de Zuluaga. Según reveló CasaMacondo en una investigación anterior, el funcionario también hizo pasar un curso de diez días en la Universidad de Pittsburgh como una especialización en Gerencia Estratégica. Cuando este medio le envió a la oficina de registros de esa universidad una fotocopia del «diploma» de Zuluaga, la respuesta no tardó en llegar: «El documento que usted ha adjuntando no es un diploma». Jorge Enrique Delgado, uno de los profesores de ese programa, lo confirmó: el funcionario no realizó una especialización o un grado, sino un curso por el que recibió un certificado de participación.
En esa misma investigación, CasaMacondo sacó a la luz que, durante su interinato como contralor general en funciones, Zuluaga le compró un apartamento a Sandra Morelli, a pesar de que ella tenía tres millonarios contratos con la Contraloría; y que omitió mencionar en su declaración de conflictos de interés que en ese momento tenía una unión marital de hecho con Diego Fernando Monsalve Pico, quien por esas fechas pasó de trabajar en el sector privado a tener doce contratos con el Estado.
En otra investigación, publicada hace un mes, CasaMacondo reveló que la pareja actual de Zuluaga, el ingeniero civil Paulo Antonio Arias Giraldo, a día de hoy factura 35 millones de pesos al mes con el Estado. Curiosamente, como en el caso de Monsalve, esos contratos solo llegaron a la vida de Arias después de que empezara a salir con Zuluaga, a finales de 2023.
Fe de erratas: en la publicación original de este texto se afirmó que Sabanalarga quedaba en el departamento de Bolívar. En realidad queda en Atlántico.
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