César Caballero, propietario de una empresa que registra y analiza datos, no tiene WhatsApp. En los últimos cuarenta años, se ha dedicado a encuestar gente, pero no usa Telegram, ni Facebook, ni Instagram, ni mucho menos TikTok. La única red social que utiliza es X, y eso que lo hace casi que por obligación, pues sabe que allí se mueven los verdaderos tomadores de decisiones y que es es el lugar donde puede percibir el ambiente nacional.
Si alguien desea hablar con Caballero, debe llamarlo a la vieja usanza o enviarle un mensaje de texto como en la década pasada. Y no es porque él se crea un superstar, o porque la tecnología lo atropelle; al contrario, de tanto trabajar con datos sabe que debe cuidar los suyos como si fueran su única riqueza. «No solo los míos, también deberían hacerlo ustedes», aconseja con una sonrisa que cada tres minutos aparece en su rostro.
Dice Caballero que así como muchos se atrevieron a burlarse de los indígenas americanos por cambiar con los españoles su oro por espejos, en un futuro nuestros nietos se burlarán de nosotros por entregarles nuestro oro —o sea, nuestros datos— a las compañías dueñas de las redes sociales, pero con la inmensa diferencia de que los indígenas sabían lo que estaban cambiando, mientras que nosotros no recibimos nada a cambio.
Caballero es uno de los colombianos que ha estudiado en profundidad el tema. De hecho, un acápite de sus tesis doctoral tiene que ver con ello. De tal suerte que sus movimientos jamás se los deja al azar. O, como dice él: «Nunca les dejaría mis datos a las cuatro grandes multinacionales que se lucran de nosotros sin darnos nada a cambio». Caballero es de los que cree que «cuando una compañía no te cobra por su producto es porque tú eres el producto». Entonces, ¿qué tanto sabe este hombre que ha dedicado su vida a estudiar los datos de los demás?
Por su curriculum vitae, parece que mucho. César Caballero es politólogo de la Universidad de los Andes, recibió un título de maestría en Estudios Latinoamericanos en la Universidad de Oxford y hace muy poco terminó su doctorado en Ciencias Humanas y Sociales en la Universidad Javeriana. Además, fue director de Planeación Nacional en tiempos de Samper y director del DANE en época de Uribe —de donde lo sacaron a empujones y escupitajos por hacer su trabajo: en ese caso, revelar un estudio que dejaba muy mal parado a ese Gobierno—. Aunque tal vez lo que le ha dado mayor conocimiento en el mundo de los datos ha sido su trabajo en Cifras & Conceptos, la compañía que fundó en 2007 y que logró convertir en una de las encuestadoras con mayor credibilidad del país.
Con su tesis doctoral, César Caballero hizo lo que muy pocos son capaces de hacer: convertirla en un libro digerible para las masas. Su sueño, dice, era que ese trabajo al que le dedicó cinco años de su vida pudiera estar en manos «tanto de un tomador de decisiones como, no sé, uno de los miembros de la junta directiva del Banco de la República, o de un joven operador técnico de un callcenter que atraviesa Bogotá en transmilenio mientras se entera para qué, verdaderamente, sirven las encuestas».
El libro, que acaba de ser publicado por la editorial Planeta, lleva por título El poder de las encuestas y su incidencia en el proceso electoral colombiano. Allí, Caballero se dedica a hablar más de lo humano que de lo divino. En este sesudo estudio, da cuenta de la historia de las encuestas en Colombia: cuándo nacieron, dónde las parieron, quiénes «las criaron» y quienes más tarde las utilizaron.
Su tesis —apoyada sobre todo en los pilares del francés Michel Foucault, «el filósofo contemporáneo más citado, pero quizás el menos leído», y de setenta autores más—, arroja una tesis que le da sombra al resto del libro: «las encuestas son, ante todo, un dispositivo de poder».
Pero ¿quiénes usan ese poder?, ¿qué tan creíbles son las encuestas?, ¿sirven en elecciones para predecir un ganador? («¡NO!», responde Caballero), ¿somos los colombianos fáciles de encuestar?, ¿decimos la verdad?, ¿qué pasó en el plebiscito?, ¿cuáles son los nuevos métodos para saber lo que pensamos o para saber hacia dónde vamos? («las redes sociales, ellas saben todo de nosotros porque les regalamos nuestros datos», dice Caballero apoyándose en Byung-Chul Han), ¿cuánto vale una encuesta?, ¿en Colombia los políticos han comprado los resultados de las encuestas?
Esto y más le preguntamos a Caballero en CasaMacondo. Y él, midiendo cada respuesta igual que como mide cada encuesta, permitió que el encuestador fuera, en esta ocasión, el encuestado.
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