Atraviésame
Andrea Ganuza
Autopublicación
136 páginas
No siempre se dibuja para agradar y, en el cómic, el dibujo está lejos de esa pretensión que tienen las obras bellas que incitan al ejercicio de la contemplación. En el trabajo de Ganuza, el lector se desacomoda, y no porque las imágenes no sean bellas —porque lo son—, sino porque Atraviésame se lee con incomodidad y su lectura induce al movimiento. Imágenes con fondos que se desbordan, que bruscamente se salen de la línea y que llevan al dibujo a su estado más expresivo, nos van contando la historia personal de la autora española y de su paso por Colombia. Aunque en su viaje nos muestre su experiencia de sumergirse en otra cultura y en el trópico, el núcleo de la historia es el amor atravesado por la violencia. El rojo de las líneas resulta potente y se adhiere a la voz de protesta y a la visceralidad de un cuerpo que siente el caos de vivir reclamando dignidad. La historia se lee como si todas saltáramos al tiempo, nos recuerda que todavía lloramos a las y les que faltan, nos enfrenta a nuestros propios dolores y por eso incomoda. Andrea Ganuza encontró en Medellín cómo hacer ese reclamo con sus viñetas, y así pregunta: «¿Sirvieron estas páginas para recomponer tu corazón?».
Laura Valentina Álvarez
Canódromo
Yeidi
Palm Press
28 páginas
La editorial Palm Press, de Ana María Lozano, saca pequeñas joyas cuidadosamente pulidas. En Canódromo, ganadora de una beca de publicaciones independientes de Idartes, los dibujos delicados de líneas de Yeidi diseccionan una carrera de perros. Sin textos ni explicaciones, vemos en sus veintiocho páginas a color un vértigo de movimiento y velocidad, de perros que se distinguen por sus pintas y siluetas, aunque a lo largo del libro se van perdiendo las distinciones hasta volverse, todos juntos, un borrón vital. Es como si los corredores se volvieran la carrera y la carrera se volviera movimiento puro capturado en líneas y manchas. En los dibujos hay ecos de los grabados japoneses y de los mundos llenos de detalles de Moebius, y al terminar de saborearlo quedé pensando en cómo una mano experta puede entender y revelar, gracias al dibujo, que hay un espíritu común de movimiento tras la multiplicidad aparente del mundo.
Manuel Kalmanovitz G.
Jazmín
Ivar Da Coll
Babel Libros
128 páginas
La novela gráfica Jazmín presenta una narrativa en blanco y negro que, lejos de limitarla, le sirve como principal herramienta para desplegar una inmensa gama de emociones que acompañan la que quizá sea la obra más íntima de Ivar Da Coll. En este libro, el escritor e ilustrador bogotano retoma la figura del chigüiro, tan común en su obra temprana, y la mezcla con un relato protagonizado por un humano —muy parecido a él mismo— que acaba de sufrir la pérdida de su mascota. En paralelo con esta historia de duelo, se narran las peripecias de Jazmín, una pequeña chigüira que ha sido abandonada por su madre. Las historias de pérdida de los protagonistas terminan por entrelazarse y es allí donde la figura de tía Justina sirve para resaltar la importancia que tienen esas personas que nos brindan apoyo emocional durante los momentos más duros. La novela está construida con el distintivo estilo de Da Coll, capaz de capturar la fragilidad de ciertos personajes, de generar empatía hacia otros y, sobre todo, de mostrar con sutileza la amenaza que se vuelve palpable en algunos momentos de la trama.
Mariela Guerrero Vélez
Nido
Laura Guarisco
Planeta Cómic
200 páginas
Nido no solo es una crónica visual de la diáspora venezolana, sino también un testimonio íntimo de la adaptación, la pérdida y el renacimiento en un nuevo hogar. En su primera novela gráfica, Laura Guarisco utiliza su propia experiencia como base para desembocar en una narrativa conmovedora. A través del personaje de Ángel construye un relato acerca de quienes enfrentan la travesía desde Venezuela a Colombia en busca de oportunidades. Guarisco teje esas experiencias con una narración clara donde las viñetas reflejan la carga nostálgica de la migración más allá del campo visual. Aglutina con talento del lenguaje del cómic desde la contemplación del sonido, el movimiento, las formas, el lenguaje escrito y el color. Por ejemplo, el sonido de las ruedas de las maletas arrastrándose por las carreteras, los ecos de canciones tradicionales o la comida como amuleto. Todo esto añade una novedosa capacidad emocional a una historia que nos ha rodeado por mucho tiempo y quizás no hemos escuchado del todo.
Daniel Jiménez
Los mejores 50 libros de 2023
Este especial fue financiado por el Ministerio de las Culturas, las Artes y los Saberes.