NOVELA

Altasangre
Claudia Amador
Laguna Libros | 212 páginas
Fotografía: Jimena Cortés
Quizá aquí la protagonista sea la sangre. Una sangre que se riega con un desenfreno macabro y celebratorio en la novela ganadora del más reciente Premio Elisa Mujica, de la barranquillera Claudia Amador. Doña Julia Vanterroso, «dueña y señora de la Costa», criatura vampírica, caníbal, tirana, bruja y reina eterna del carnaval, es la matriarca de una estirpe de chupadores de sangre que controla la vida —y la muerte— en una Barranquilla ordenada herméticamente entre altasangre, mixtos y humanos. Su nieta, Julieta Vanterroso, ha sido creada para continuar el legado y ser también reina. Pero Julieta no obedece y arrastra un hambre de años. En el Carnaval, cuando las normas se tuercen y este y el otro mundo se amalgaman, ella desata su deseo y su rebeldía. Entonces suenan cumbias, porros, bullerengue y mapalé —Amador escribe al ritmo de la música y, audaz, escoge como forma narrativa el chisme— y, entre visiones rojas y exuberantes, los cuerpos con marcas frescas en el cuello bailan, mientras las Vanterroso sellan su destino, en un Caribe que es puro terror.
Lina Vargas Fonseca

El monte de las furias
Fernanda Trías
Literatura Random House | 248 páginas
Fotografía: archivo personal.
Con la voz del mito, del misterio y del asombro, de las redes que sostienen la vida, El monte de las furias desata una lengua más allá de lo humano. Una lengua activada por la subjetividad de una mujer insólita, proveniente de un linaje de mujeres criadas por madres solteras, una mujer que no se nombra a sí misma, a quien solo conocemos por medio de nombres peyorativos que le ponen otras personas. La sin nombre piensa, recuerda, escribe y cuida una montaña, «así así», dice ella. No sabemos bien de qué o de quién la cuida, ni ella misma lo sabe. La mujer adora la montaña, todos los días la mira y le pide «Enséñame a vivir». Unos cuerpos misteriosamente empiezan a aparecer y hacen que la mujer se pregunte: «¿A quién le pertenece un cuerpo muerto?». Cuerpos aparecidos frente a sus ojos que inevitablemente son desaparecidos en otros lugares, alguien los estará buscando, y ella se encarga al menos de darles amor y dignidad. Esta novela es una valorización de las visionarias, de las raras, de las que con furia manifiestan las potencias de la vida, el lenguaje y el pensamiento contra la codicia y su pulsión exterminadora.
Fátima Vélez

Hasta que empieza a brillar
Andrés Neuman
Alfaguara | 296 páginas
Fotografía: Rafa Martín.
Pensaba que cuando García Márquez dijo «María Moliner escribió sola, en su casa, con su propia mano, el diccionario más completo, más útil, más acucioso y más divertido de la lengua castellana», era otra de sus consabidas exageraciones. Se quedó corto. En esta novela, Neuman retrata a una mujer pícara y disciplinada, esposa y madre de cuatro hijos, apasionada por la lengua y la fideuá, empecinada en trascender los límites de las palabras, bajo un régimen político —el franquismo— poco afecto a trascendencias y menos con voz femenina. Esta ama de casa y bibliotecaria —nunca admitida en la Academia de la Lengua— ha logrado influir en más hablantes que todos los académicos juntos en toda su historia. Esa proeza, la de elaborar un diccionario con 80.000 entradas, con definiciones magistrales y plurales, abrió un mundo de significados que la Academia quiso ignorar por pusilanimidad. María Moliner construyó su diccionario sobre la convicción de que el lenguaje refleja una ética que no pudo traicionar: que los extranjerismos y las palabras nuevas y vivas evidencian transformaciones históricas insoslayables.
Consuelo Gaitán

Que pase lo peor
Antonio García Ángel
Literatura Random House | 320 páginas
Fotografía: Margarita Mejía.
La contratapa de Que pase lo peor, la más reciente novela de Antonio García Ángel, dice lacónicamente: «Esta novela es extraordinaria. Pero si le contamos de qué va, se la arruinamos. Léala». El resto de la campaña de lanzamiento del libro no desentonó, con el autor renuente a hablar de la trama en entrevistas y una portada enigmática. La verdad es que la publicidad fue un acierto. De nada hubiera servido decir que la novela trata sobre un escritor desempleado, fracasado con las mujeres, que empieza a trabajar para un político populista y que termina enredado con su peculiar familia, pues esa historia parece un cliché. Lo realmente valioso del libro, lo indecible, a pesar de su humor escatológico y clasista, es la originalidad con la que el autor manipula el canon de la literatura occidental. Con desparpajo, García Ángel usa cameos y referencias para hacer un homenaje sincero y divertido a escritores como Tolstoi, Kafka, Poe o Borges. Así logra construir un artefacto literario extraño, una ficción sobre ficciones donde lo bizarro, lo fantástico, lo real y lo mundano se entremezclan.
Juan Pablo Parra

Querido muerto mío
Felipe Núñez Mestre
Rey Naranjo Editores | 232 páginas
Fotografía: Raúl Zea.
Desde el arranque de Querido muerto mío, la trepidante y ahogante novela de Felipe Núñez Mestre, se ven cuerpos. Vivos y muertos. Elías, el protagonista, recoge y crema cadáveres de la playa por enseñanza de Ciro, su padre. Entiende que debe huir para no terminar repitiendo su historia. En esa huida, entra al Ejército, y la novela expande, con otros personajes, su periplo de recluta a soldado profesional, y de militar en retiro a desempleado que recibe un encargo: hacer parte del grupo de milicianos que tiene por objetivo asesinar al presidente de Haití. ¿Qué lleva a un militar retirado a aceptar un llamado así? ¿Qué hacer con tanta violencia acumulada cuando el sistema desecha a los militares y les dice que sus cuerpos ya no son útiles? Esta novela, cuya sintaxis se alinea con ese tiempo sin reflexión que marca la violencia, se hunde en esas y otras preguntas, y participa en una tradición poco explorada en nuestra literatura: una que indaga en los efectos de la guerra sobre los cuerpos de los combatientes, y en los subtextos económicos, políticos y culturales que abonan el camino de miles de hombres que avanzan en tropa sin saber que al otro lado les espera la crueldad y el desamparo.
Ánderson Villalba Rey

La frontera encantada
Giuseppe Caputo
Literatura Random House | 322 páginas
Fotografía: Natalia Espinosa.
Las primeras dos novelas de Giuseppe Caputo, Un mundo huérfano (2016) y Estrella madre (2020), se sienten firmemente ancladas en el mar de la ficción. Ambas transcurren bajo el signo de la invención literaria y están alumbradas por una poética singular y espesa, que rezuma belleza, ternura y oscuridad. La frontera encantada, su tercera novela, es un poco diferente. Escrita como una larga serie de fragmentos, es una obra más abierta y liviana que pone a dialogar distintos registros, como los recuerdos del autor, los brotes de la ficción, los injertos del ensayo y un portal que conduce al mundo de la fantasía. En manos de un escritor menor, la agrupación de tantos registros hubiera hundido la novela bajo el peso de su propia aspiración. Pero con La frontera encantada sucede lo contrario: el libro flota, ligero, mientras pasa de un plano a otro, mientras piensa, narra, imagina, recuerda. El juego literario funciona y nos entrega, con alegría y convicción, una visión reencantada de la realidad.
Christopher Tibble

La idea de marido
Laura Acero
Laguna Libros | 192 páginas
Fotografía: Julián Gaviria.
Maridaje, según el Diccionario de la lengua española de la RAE, significa «enlace, unión y conformidad de los casados» o «unión, analogía o conformidad con que algunas cosas se enlazan o corresponden entre sí». La idea de marido, de la escritora Laura Acero, indaga en ambos sentidos de la palabra, entrelazándolos y estableciendo un juego paratextual con el lenguaje culinario. Pero no solo eso: es un ejercicio de trazar correspondencias entre aspectos del matrimonio de la narradora con métodos para la organización de una biblioteca, canciones que fueron su educación sentimental (y la de muchxs), la literatura que la ha marcado y también la que le sirve de marco analítico, entre otros. La historia particular de Acero resuena con todxs lxs que hayamos pasado por un desastre amoroso, como saben hacerlo las piezas profundamente personales. En esa intimidad a la que invita al lector hay un análisis delicado de las fracturas de su relación que no cae en señalar villanos y víctimas, sino que deja ver la complejidad de tejer un vínculo y sostenerlo.
Laura Andrea Garzón

Los espantos de mamá
Gilmer Mesa
Literatura Random House | 304 páginas
Fotografía:Julián Gaviria.
Los espantos de mamá es una novela que convierte el mito en carne y el espanto en barrio. Gilmer Mesa parte de una premisa simple y devastadora: los monstruos que verdaderamente asustan no viven solo en nuestra imaginación, también se hacen reales en la esquina donde, por ejemplo, matan a un muchacho por robarle unos tenis. ¿En qué sociedad asesinan por unos zapatos? Desde esa mirada, cada capítulo retoma una figura del folclor —la Llorona, la Silbona, la Patasola, el Duende— y la funde con historias reales de Medellín: madres errantes que preguntan por sus hijos desaparecidos, viudas que silban a sus muertos, curas sin cabeza, pillos amputados de sus miembros y no de maldad, enanos que persiguen como duendes, la indolencia de las traiciones, el terror de la pobreza. Entre tangos, salsa, perfumes de bandidos y códigos de esquina, el autor levanta un mapa emocional donde el mayor miedo es sobrevivir. En Los espantos de mamá se cruzan dos voces: la de un profesor intoxicado de alcohol y la de su mamá, quien le quiere ahuyentar la fuma a punta de historias que confirman que el horror más profundo ocurre a plena luz del día, en la cuadra, o en nuestra propia casa.
Pacho Escobar

Los nombres de Feliza
Juan Gabriel Vásquez
Literatura Random House | 288 páginas
Fotografía: archivo personal.
Como en la vida de su protagonista, la artista bogotana Feliza Bursztyn, en este libro hay muchos momentos impactantes, pero si me pidieran escoger un par creo que serían las dos entrevistas que se reproducen a partir de las páginas 178 y 204. En ambas conversaciones están tan bien representados el entorno y el personaje —es decir, el conflicto— que parecieran no ser citas, sino invenciones del autor. Quizá lo sean, no quise comprobarlo porque, por más biográfica que sea, esta sigue siendo una novela, y a una novela no hay que pedirle apego a los hechos sino eficacia narrativa. Es que estoy convencido de que la responsabilidad mayor —única incluso— de un narrador es mantener a su lector pegado a la página. Y si hablamos de novelas de personaje la responsabilidad es doble, porque el autor tiene que entusiasmar con el carácter que construye y con la voz que lo cuenta. Con el carácter estaba hecha aquí la mitad del trabajo: la vida de Feliza conoció el privilegio y el escándalo, el amor y la búsqueda, el hospital y la cárcel. Con lo demás, Vásquez ha compuesto un relato difícil de soltar una vez se ha comenzado, como ya nos tiene acostumbrados.
Camilo Jiménez Estrada

Mural
Ricardo Silva Romero
Alfaguara | 424 páginas
Fotografía: Carolina López.
Mural es un libro cuidadoso y compasivo: en esto radica su carácter de lección de literatura en un país herido por todas partes. Mural toma la decisión ética y estética —indistinguibles la una de la otra— de poner en el centro y en primer plano a víctimas de la tragedia del Palacio de Justicia: a la ciudadana desprevenida, madre de una bebé de un año que ha ido a usar el parqueadero del Palacio, a los estudiantes investigadores, a la proveedora de tortas, a los magistrados y a los empleados de la cafetería, a los huérfanos nuevos que se quedaron con una ausencia que debe doler hasta hoy. Mural imagina con respeto por las víctimas, sabe que la función de la ficción no es contestar, dar versiones como monumentos ni comprometerse con un relato de heroísmos; sino abrir nuevas preguntas, ofrecer nuevas sensibilidades a dolores viejos. No cae en la soberbia de entregar una única perspectiva, disloca el centro de la narración y lo convierte en sonido coral. Mural comparte, junto con libros como La Mata, de Eliana Hernández, el lugar de dignos testimonios del conflicto colombiano, una novela de no ficción que este país olvidadizo necesitaba con urgencia.
Catalina Navas

Noche negra
Pilar Quintana
Alfaguara | 272 páginas
Fotografía: Natalia Espinosa.
En Noche negra, Pilar Quintana regresa a la misma selva del Pacífico que nos presentó en La perra. Esta historia independiente se enfoca en Rosa, una joven caleña recién llegada a la jungla junto a Gene, su marido irlandés, para hacer una nueva vida alejada de la urbe en una casa que empiezan a levantar juntos. El tiempo de la novela se condensa en tres oscuras noches con sus días, durante los cuales Rosa repite rutinas, mientras espera la llamada de Gene, quien se ausenta desde la primera escena. Aunque en el presente del relato no sucede mucho, en la mente de Rosa, por primera vez a solas, la naturaleza se transforma en amenaza y sus vecinos en oportunistas, por lo que empieza a desconfiar hasta de su conciencia. El poder de Quintana reside en su habilidad para transmitir en cada escena la angustia de su personaje, que nos contagia con sus dudas, confusiones y suspicacias. El ritmo preciso de la narración poco a poco logra acelerar los latidos del lector.
Mónica Palacios Chamat

Noche, noche, noche
Diana Obando
TusQuets | 164 páginas
Fotografía: Lina Botero.
¿Es posible narrar los sueños? Tal vez esta sea la pregunta que yace bajo Noche, noche, noche (TusQuets), la primera novela de Diana Obando, a quien conocí gracias al volumen de relatos Erial (Laguna Libros) y que ganó el Premio Elisa Mújica en 2023. La novela sigue a Sara y a Tomás, una pareja que vive en el páramo y que intenta extraer el aceite de una semilla. Cuando Tomás tiene un accidente, Sara intenta curarlo por medio de un ungüento que lo hace ver, en sueños, recuerdos que pertenecían a su abuelo. El descubrimiento de este ungüento transforma el lenguaje de la novela. De lo cotidiano y concreto de la huerta, se pasa a imágenes que estallan en poesía. El narrador, al igual que ocurre en los sueños, hace aparecer y desaparecer personajes y contamina las atmósferas y los espacios con dislocamientos temporales. A medida que transcurre la historia, el lenguaje onírico embriaga a los personajes y los obliga a preguntarse sobre la memoria y las heridas familiares. Si en Erial Obando le apostaba a relatos fragmentados en donde el mundo animal y vegetal permeaba con su misterio la esfera humana, acá la autora transita la apuesta del enigma con confianza y belleza.
Gloria Susana Esquivel






