Durante más de cinco años, Enrique Antonio Hernández Ávila trabajó de 3:30 a. m. a 7:00 p. m. en el Ubérrimo, la hacienda del expresidente Álvaro Uribe, sin pagos a pensión y salud. «No se enfermó», alegó la defensa de la familia presidencial cuando el campesino los demandó.
Antes de fallecer, en el lecho de enfermo, un padre le confesó a su hija que no era su padre. Le dijo, con la voz…