Recuerdo a Campanita. Era una bola de unos cuarenta kilos que daba topes en las piernas para exigir comida. Le di biberón, nadé con ella y la arrullé en una hamaca. Era una huérfana cautiva en una casa campesina, arrebatada a pedradas de su madre para ser vendida a un hacendado excéntrico. Luego de cuatro […]
Crónica
Publicado enCrónica
La tristeza de Lesly, encerrada en Bogotá
Publicado enCrónica