Hemos hecho de lo difícil una virtud. Y como nos hemos acostumbrado a que solo lo difícil es bueno, ahora, para nosotros, lo realmente difícil es volver a lo fácil.
Mientras habla con alguien sobre la muerte y el sufrimiento, la escritora Andrea Mejía recuerda un poema que Bashō escribió para tocar el corazón de un discípulo abatido. Una columna.