La mano derecha con la que prodigan bendiciones los arzobispos Darío Monsalve Mejía y Luis Fernando Rodríguez es la misma con la que protegen al cura Dagoberto Cárdenas Artunduaga, quien en tres años ha abusado sexualmente de al menos dos personas. La primera fue un menor de edad que hacía parte de la Primera Línea en Cali. El arzobispo de ese momento, Darío Monsalve, encubrió al abusador y limpió la escena del crimen: habló con quien tuvo que hablar para que la denuncia no se conociera. El cura no solo contó con la protección del arzobispo, el periódico El País, el más tradicional e influyente de esa ciudad, hizo una publicación defendiéndolo. 

La última denuncia que se conoce contra Dagoberto Cárdenas Artunduanga es del pasado 19 de julio. Un joven le contó a CasaMacondo que el cura lo había abusado sexualmente en la parroquia Santa Rosa de Lima, en el antiguo Barrio de la Carnicería, llamado así porque allí funcionó el desolladero de la ciudad. El hombre de veintisiete años, y cuyo nombre omitimos para proteger su identidad, llegó hasta esa parroquia animado por una oferta laboral de Cárdenas, quien supuestamente estaba buscando a un joven comunicador para que le ayudara con la difusión de sus contenidos de propaganda en las redes sociales.

En el campanario

La denuncia del joven periodista quedó plasmada en una acción penal que interpuso en la Fiscalía: «La situación se tornó incómoda, luego de que se abalanzó contra mi voluntad al tratar de besarme durante un recorrido que me realizó por el campanario del templo y luego invitarme a su habitación a realizar actos de tipo sexual, con la excusa de que me iba a entregar un libro que relataba la historia del lugar», uno de los templos más reconocidos del centro de la ciudad, erigido en 1937 en honor de la primera santa nacida en el continente.

En su relato contra Cárdenas, el joven cuenta: «Forzosamente me desvistió y aunque trataba de quitarlo de encima, fue inevitable por la diferencia de fuerzas entre ambos. En este espacio, nuevamente insistía en que lo besara y como si fuera poco, pretendía accederme carnalmente, hecho al cual me negué por completo y afortunadamente no sucedió».

La Fiscalía ya ordenó las pruebas y avanza en el proceso contra el sacerdote, mientras el arzobispo de Cali todavía lo mantiene como párroco, a pesar del relato del sobreviviente: «Aun así, él completamente desnudo, buscaba la manera de someterme a sus vejaciones, besándome, manoseándome y acercándome indebidamente sus partes íntimas. En todo momento, le dejé claro que no quería y a pesar de manifestarle mi incomodidad, él no se detuvo, hasta el punto de querer realizarme sexo oral. Todo se detuvo, cuando llegó a su clímax».

El joven asegura que a pesar de ser mayor de edad, se sintió «vulnerable, engañado y solo esperaba que se acabara, pues ha sido la situación más repudiable, escabrosa e incompresible que he vivido». La ley, que agrava los abusos contra niños, niñas y adolescentes, también pena con severidad los cometidos contra personas adultas.

La primera denuncia

El 17 de mayo de 2021 se conoció que el arzobispo de Cali Darío de Jesús Monsalve Mejía había sacado del país a Dagoberto Cárdenas Artunduaga, quien por esos días había abusado sexualmente de un niño de catorce años que era parte de la llamada «Primera Línea», el colectivo de manifestantes que lideraron las protestas sociales contra las medidas económicas y la represión policial durante el Gobierno del presidente Iván Duque. 

Tres fuentes protegidas le confirmaron a CasaMacondo que la violación del sacerdote contra el adolescente ocurrió en la Casa Mónaco, un lugar que el arzobispo Monsalve había destinado para que los jóvenes de la «Primera Línea» pudieran congregarse. Ese año, en 2021, Cárdenas era el párroco de Nuestra Señora de los Remedios, rector de la escuela diaconal Pablo VI, asesor de una asociación privada llamada Lazos de Amor Mariano y vicario episcopal para el Desarrollo Humano Integral. Este último cargo fue el que, precisamente, lo acercó a los jóvenes que pernoctaban en la Casa Mónaco.

Dagoberto Cárdenas Artunduaga negó las acusaciones: «Que yo tenga presente ni he abusado de ningún menor ni el arzobispo me ha sacado del país». El clérigo dijo que estaba de viaje porque desde el año 2020 tenía pendiente una peregrinación a Fátima, Tierra Santa y Roma. 

Nadie denunció, al menor lo escondieron y el arzobispo Monsalve, quien ha encubierto a cientos de pederastas desde que era obispo auxiliar de Medellín en los años noventa, mantuvo su vocación encubridora con Dagoberto Cárdenas, quien se mantuvo libre de culpa, y al acecho de nuevas víctimas, según la nueva denuncia en poder de la Fiscalía.

El arzobispo de Cali, Luis Fernando Rodríguez, y su antecesor Darío Monsalve Mejía, protegen a decenas de sacerdotes pederastas de Cali y se han negado a entregar el archivo secreto, documento donde reposan las denuncias por violencia sexual infantil contra el clero. Monsalve Mejía incluso culpó a la madre moribunda de cuatro niños de una misma familia que fueron abusados sexualmente por el pederasta William Mazo. Para la máxima autoridad eclesial de esa ciudad, la culpable de la violación fue la mamá, por dejar ir a los niños a la casa cural donde vivía el criminal y sacerdote. 

CasaMacondo buscó a Dagoberto Cárdenas Artunduaga, pero no respondió nuestros mensajes. El arzobispo Luis Fernando Rodríguez asegura que el sacerdote no tiene ninguna restricción para ejercer el sacerdocio, negó haber conocido la primera denuncia y sobre la segunda dijo: «No se entiende a qué sobreviviente se refiere», como si las denuncias de las víctimas, que reposan en la Fiscalía, no retumbaran como campanas.

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